La comida china, con una historia que se extiende por milenios, es venerada por su diversidad y sofisticación culinaria. Esta gastronomía ha sido influenciada por diversas regiones y culturas a lo largo de su evolución, pero siempre ha mantenido su esencia basada en el equilibrio y la armonía de los sabores. Desde la dinastía Zhou hasta nuestros días, los principios de la medicina tradicional china han influido en la elección y combinación de ingredientes, creando platillos que buscan el bienestar del cuerpo y el espíritu.
La cocina china utiliza una amplia gama de ingredientes, desde verduras y tofu hasta variedades exóticas de carne y pescado, cada uno preparado con técnicas que resaltan su sabor y textura únicos. El uso de la soya, el jengibre, y el ajo son fundamentales para lograr sabores distintivos. La técnica del wok permite saltear ingredientes rápidamente, conservando su frescura y valor nutricional. La cocción al vapor es otra técnica esencial que produce platillos suaves y saludables, mientras que la fermentación aporta sabores profundos y complejos.
El Pato Pekín, con su piel crujiente y carne tierna, acompañado de finas crepes, es un claro ejemplo de la exquisitez y la técnica de la cocina china. Los Dumplings, pequeñas empanadillas rellenas de carne o verduras, evidencian la delicadeza en la preparación y presentación de los alimentos. Por otro lado, el Chow Mein, un plato de fideos salteados con verduras y proteínas, refleja la diversidad y adaptabilidad de la cocina china, satisfaciendo diversos paladares con su versatilidad de ingredientes y sabores.