La comida mexicana, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es el resultado de una rica fusión de culturas y tradiciones que se han mezclado a lo largo de los siglos. Sus raíces se hunden en las antiguas civilizaciones precolombinas, como los aztecas y los mayas, quienes legaron ingredientes fundamentales como el maíz, los frijoles y los chiles, y se entrelazan con las influencias españolas, africanas y asiáticas que llegaron durante la época colonial y en siglos subsiguientes.
La cocina mexicana es vibrante y diversa, caracterizada por su uso audaz de chiles, tomates, aguacates y chocolate. La técnica de nixtamalización del maíz, que convierte el grano crudo en masa para tortillas, es emblemática de esta gastronomía. Los métodos de cocción varían desde asar y freír hasta guisar y cocer a fuego lento, resaltando y mezclando sabores intensos y aromáticos en platos como moles, tacos y guisados.
El Mole Poblano, un platillo emblemático, es una salsa compleja y rica que combina chiles, chocolate y especias, usualmente servida con pollo o pavo. Los Tacos al Pastor, con su carne adobada y cocida en un trompo, reflejan la influencia del Medio Oriente en la comida mexicana. Por último, el Pozole, una sopa robusta de maíz hominy, carne y condimentos, ejemplifica la importancia del maíz en la dieta mexicana.